La solidaridad empieza desde el centro de nuestro ser y se va esparciendo hacia fuera.
A la vez que la maldad la bondad también se contagia y contamina. Una vez lo has tocado no puedes dejarla. En mi lucha por hacer pequeños pasos hacia un mundo que sonrie, el pasao sábado empecé un voluntariado con mujeres llenas de experiencia y sabiduria en peligro de extinción. Las primeras misioneras Africanas, en sus últimos respiros de vida en su país de origen, España.
Una vez al més preparamos talleres de psicomotricidad, memoria... y llenarnos de alegria, compañia y muchos buenos momentos juntas.
Muchas gracias a Nuria impulsora del proyecto y por darle cuerda al reloj cada mes para que las agujas giren. Y por supuesto a todas las voluntarias que con ganas llevan más meses con el voluntariado y a las hermanas que son las mejores. Cierto! Son unicas.
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